Luis García Montero ha publicado el pasado 24 de octubre, en el diario el País, un articulo de reflexión en los tiempos que corren de corrupción, "coge el dinero y corre" y "salvese quien pueda". Tiempos en los que necesitamos referentes y personas coherentes en su vida y en su acción. Tiempos de retomar las reuniones de antaño sin que nos convoque el poder, ni el prestigio, ni el dinero, solo la concientización y la gratuidad de nuestro tiempo al servicio de esta causa. La necesaria formación e información. Recomendamos encarecidamente su lectura. Seguro que no defraudará.
En los últimos años, invitado por amigos y amigas de El Ejido tuve la oportunidad de participar allí en varios actos de carácter político y literario. No eran buenos tiempos para la conciencia cívica. Bajo una atmósfera de profunda desolación ética, un grupo de gente se reunía a discutir sobre el futuro de la sociedad, la democracia y el papel que debe desempeñar la mirada crítica de los intelectuales. Las cosas iban muy mal para la decencia del pueblo. En la mayoría de los casos, los presuntos culpables de los casos de corrupción empiezan a oler mal mucho antes de que el juez y la policía tomen cartas en el asunto. Se les ve actuar como presuntos-presuntos.
Mis amigos de El Ejido son en su mayoría militantes de Izquierda Unida que vieron cómo se quedaban sin representación municipal en las elecciones posteriores a las revueltas racistas. Oponerse a la manipulación populista suele pasar factura. Soportando pobres resultados, sarcasmos de la prensa municipal y la indiferencia de muchos vecinos, seguían reuniéndose para hablar de democracia, denunciar corrupciones y pensar que otro mundo es posible. La vieja militante recordaba historias de los tiempos duros de lucha contra el franquismo junto al muchacho inquieto con un pendiente en la oreja y un sueño en el corazón.
Hay muchas horas de coche, kilómetros, cansancios, madrugones, comidas rápidas, enfados familiares por el exceso de viajes, bromas de los amigos por el tiempo gastado en conferencias sin remuneración, críticas de escritores puros, ya sean esteticistas o estalinistas, desilusiones electorales y enfados políticos que sólo se justifican por una íntima necesidad de acompañar y respetar a la gente que, por una razón o por otra, decide militar en la solidaridad y la decencia. Tal vez son mujeres maltratadas, o maestras que se preocupan por la educación, o médicos que han trabajado en el Tercer Mundo, o abogadas que defienden a los inmigrantes, o comunistas que pasaron años de cárcel en la dictadura, o hijas de un alcalde socialista ejecutado en 1936, o jóvenes con una pulsera tricolor que han formado una plataforma para salvar su río, su pequeño bosque, su playa, de la especulación y el envenenamiento.
Son historias particulares, caras, nombres que se diluyen de un viaje a otro, que se llenan de niebla, hasta caer en el olvido. Perdóname, es que se me ha olvidado tu nombre, dice uno, pasando la vergüenza de no saber a quién se le va a dedicar un libro con verdadera simpatía y complicidad. Sí, ya sé que eres el de la asociación que pide tal cosa, o el compañero que me llevó en coche a tal sitio, pero se me ha olvidado tu nombre, perdona. Claro, son tantas cosas...
A mucha gente con nombre y sin nombre debo agradecerle en estos días tristes no haber caído en una profunda desolación democrática y haberme salvado del cinismo o de una renuncia definitiva. Me ayuda humanamente recordar que en un pueblo en el que la prensa municipal victoriosa se dedicaba a hacer chistes sobre las personas decentes derrotadas, y a vender los grandes méritos de un alcalde presunto-presunto a ojos vista, había hombres y mujeres reunidos para hablar de democracia, honradez pública, ecologismo, solidaridad y dignidad social.
Es verdad que el vocabulario político de actualidad es otro. En El Ejido, en ese pueblo malagueño que se llama Almogía, en Baleares, Valencia, Madrid, Galicia y Castilla-León se habla más de blanqueo de capitales, malversación, falsedad documental y tráfico de influencias. Estamos en una verdadera crisis institucional de la democracia. Hacen falta medidas políticas y judiciales rotundas. Pero la mejor esperanza es saber que, en cualquier situación, hay personas dispuestas a defender la conciencia cívica. Brindo por mis amigos de El Ejido.
Luis García Montero.
Diario El País. 24 de octubre de 2009
Muy bién el artículo Jesus, lo triste es que los votantes se acostumbran a ese ambiente de corrupción y acaban por meter a todos los que estamos en política en el mismo saco, de forma injusta desde luego, y en las próximas elecciones vuelven a votar no solo al que ya tiene tufo de corrupto,(que en Adamuz los tenemos cerca) sino incluso al que está sobradamente demostrado que lo es.
ResponderEliminarClaro que como decía Julio Anguita en el acto a cerca de la crisis del año pasado (los votantes también son culpables de lo que está ocurriendo, ya que el sentido del voto que han venido emitiendo en los últimos años les vincula a las políticas que se han desarrollado,....... así que ahora os jodeis). Con esa rotundida y con la claridad que le caracteriza Julio dejaba los puntos sobre las ies, al mismo tiempo transmitía un mensaje donde dejaba claro que teníamos razón, aunque para el PP y el PSOE nadarmos contra corriente, la misma corriente que nos ha llevado a la situación actual.
Hola me gustaria saber quien es el que tiene tufo de corrupto en Adamuz y quienes son los politicos que ya lo tienen demostrado porque como politico que te consideras no hablaras sin conocimiento de causa?gracias espero respuesta
ResponderEliminarPerdona, tal vez no me he explicado bien o tu no me has entendido. Las afirmaciones "al que ya tiene tufo de corrupto" y "en adamuz los tenemos cerca" no señalan a nadie de Adamuz.
ResponderEliminarRespeto tu anonimato, por eso te pido que respetes el mío, y me alegro de que esta página se lea en todas partes.
El urbanismo que se ha llevado a cabo en todo el territorio deja lugar a numerosas dudas mas que razonables, y sobre todo a dado lugar al descubrimiento de infinidad de corruptos, tal como vemos en los medios todos los días.
Lo que hoy ocurre en Santa Coloma, tuvo un comienzo que es identico a lo que ocurre en numerosos ayuntamientos donde la sobre construcción y los grandes macroproyectos parecian que serian los salvadores del pueblo, y al final solo han servido para aumentar el patrimonio de forma tanto lícita como ilícita de determinados personajes que nos vendian que la modernidad consiste en la construcción de viviendas. ¿es ajeno adamuz a lo que estoy diciendo? aunque en todas partes han vendido el urbanismo como una panacea ¿quienes se están beneficiando o se han beneficiado del elevado precio de la vivienda, y de la construcción masiva de las mismas, muy por encima de las necesidades reales?. Todas estas cuestiones que planteo me hacen opinar que el urbanismo y determinadas actuaciones tienen mucho de humo y esconden un poco de tufo por muy lícitas que las vendan.