martes, 14 de septiembre de 2010

CANDIDATOS AL DESAHUCIO


REPORTAJE: MI CASA YA NO ES MÍA


Candidatos al desahucio


Se hipotecaron cuando la economía iba bien y el sueño de ser propietarios parecía al alcance de la mano. Cientos de miles de personas se ven ahora abocadas a la calle al no poder hacer frente a los pagos. ¿Les cegó el espejismo del dinero barato o son víctimas del sistema?


JOSÉ LUIS BARBERÍA 04/04/2010



Al matrimonio Díaz-Gálvez, padres de dos hijos pequeños en Sabadell, la aurora les encuentra con las manos enrojecidas de tanto retorcérselas y sin haber pegado ojo. "Te levantas preguntándote: ¿será hoy? Y te acuestas temiendo que sea la última noche que pasas en tu casa. El timbre de la puerta, el teléfono, todo te estremece; vives con el miedo en el cuerpo esperando que vengan a ejecutar la orden". Amenazadas por los embargos o perseguidas por las órdenes de desahucio, decenas de miles de familias andan con el alma en vilo, pendientes de la fecha fatídica en que deberán abandonar las casas que creyeron suyas, viviendas hipotecadas y, ahora, perdidas en el despeñadero social de la crisis. Las estadísticas son tan terribles que, aplicadas al muestrario de testimonios recogidos en este reportaje, adquieren la magnitud de una catástrofe colectiva. Y eso que estas voces castigadas por el sufrimiento y la derrotatratan de controlar sus emociones y no carecen de entereza.


El embargo de las viviendas no colma las reclamaciones bancarias, no elimina la totalidad de la deuda


Según el Consejo General del Poder Judicial, las ejecuciones hipotecarias, que en 2008 sumaron 58.000, y en 2009, 114.000, superarán este año las 180.000. Eso significa que en estos tres últimos años 350.000 propietarios, familias en su gran mayoría, han perdido o van a perder sus casas y que cada día que pasa medio millar más se queda sin vivienda. Súmense a estos insolventes los casos de familiares y amigos que avalaron los créditos, y que ahora corren el riesgo de que les embarguen sus propias casas, y se entenderá por qué parte de la sociedad española siente que el suelo tiembla bajo sus pies, teme precipitarse al vacío de la miseria y la exclusión.


Discretamente, casi sin ruido, en España se está produciendo un fenómeno masivo de migraciones domésticas encaminadas a la agrupación, la concentración y el hacinamiento. Son familias que, ante la imposibilidad de pagar la hipoteca (y en otros casos el alquiler), se mudan a viviendas de habitaciones subarrendadas con derecho a cocina y baño; personas solas que ponen su piso en alquiler y regresan a casa de los padres o comparten piso con otros familiares o amigos; gentes que no encuentran más refugio que los pisos patera y las pensiones sórdidas de camas calientes de dos y hasta tres turnos. Es la franja social machacada por el mazo de la crisis, los ahorcados por las hipotecas, los defenestrados de la "fiesta del ladrillo". Todos ellos llevan grabada en la mente e impresa dolorosamente en el alma una fecha fatídica.


La fecha que martilleaba incesantemente a Esther, de 42 años, y a su marido, de 52, era el 31 del pasado mes de marzo. Ese día, los Mossos d'Esquadra se presentaron en su piso para deshauciarles. Tendrán que cobijarse provisionalmente, cada uno por su lado, en casa de sus respectivos padres. Su primera separación tras 6 años de casados y 10 de convivencia, porque ni los padres de él ni los de ella están dispuestos a acogerles a los dos. "Es increíble que no se pueda detener el proceso de desahucio, cuando acabo de ganar las oposiciones a auxiliar administrativo de la Generalitat y dentro de unos meses, una vez adjudicada la plaza, podría intentar hacer frente a los pagos. Somos los nuevos pobres, gente a la que nos da un enorme apuro y vergüenza reconocer que estamos viviendo a un paso de la miseria", afirma, exasperada, impotente, al borde del llanto. La pareja vive con los 426 euros del subsidio que le corresponde al marido por parado de larga duración y mayor de 52 años. No tienen hijos. "Casi me alegro, dada nuestra situación. Quiero vivir, pero tengo miedo hasta de mis propios pensamientos porque lo damos todo por perdido", dice.


En el incierto compás de espera que mantiene atrapadas a tantas familias, la angustia socava posiciones que se creían consolidadas, arrasa horizontes de ilusión y esperanza. ¿El surgimiento, en tan poco tiempo, de este ejército de desahuciados no nos interpela ahora, dramáticamente, sobre la política de vivienda seguida en los últimos lustros en el país del millón y medio de casas vacías y precios prohibitivos de los pisos? El 84% de las viviendas españolas se encuentra en régimen de propiedad, frente al 61% de la media europea. Es un hecho demostrado que lo último que la gente deja de pagar es la cuota del piso y también que la economía sumergida se está nutriendo de insolventes hipotecados que trabajan en negro para evitar que les intervengan las nóminas en un procedimiento de ese tipo.


La cadena iniciada con la pérdida del puesto de trabajo -en muchos casos, la entrada en el paro de uno de los miembros de la pareja ya sitúa a la familia ante el umbral de la pobreza- desemboca con frecuencia en situaciones muy comprometidas una vez agotado el subsidio de desempleo. Son las últimas mallas del sistema, conformadas por las rentas mínimas de inserción y por las ayudas y subvenciones administrativas dirigidas a combatir el desahucio de las rentas más bajas, lo que está impidiendo un desplome mayor en la miseria. El caso de la familia catalana Barroso-Lavadesa es un exponente del encadenamiento desgraciado de sobreendeudamiento, paro, impago de hipoteca, pobreza y vulnerabilidad. Alonso (36 años) y Eva (32) pusieron en alquiler su piso de Badalona en agosto pasado y con sus tres hijos pequeños se fueron a vivir a casa de su madre, una vivienda de alquiler en Santa Coloma de Gramanet en la que han recalado también un hermano despedido del ferrocarril con su familia y una hermana en situación similar.

(esta noticia la hemos extraido del pais del día 04 de abril de 2010, el artículo es mas amplio, pero hemos destacado lo principal que desde luego impacta por la dureza de los testimonios)


1 comentario:

  1. Pepiño, el obrero socialista

    Nacido en Palas de Rei (Lugo) y de familia muy humilde, estudió el bachillerato en un instituto de Lugo para matricularse posteriormente en Derecho en la Universidad de Santiago, estudios que abandonó en primer curso con algunas materias pendientes.

    Políticamente, se vinculó al PSP de Tierno Galván y a continuación al PSOE en 1978 y, curiosamente, se presentó en dos ocasiones -1991 y 1995- a las elecciones municipales para ser alcalde de su pueblo y no lo logró, quedándose en simple concejal de la oposición.

    La teoría de la "traslación izquierda-derecha", se manifiesta con toda claridad en este personaje, que no sólo dispone de un fantástico chalé a orillas del mar, otro en Majadahonda, dos coches de alta cilindrada y un utilitario, tres personas de servidumbre, una cuenta corriente bien saneada (según hemos sabido recientemente) y una opción de lujo para la escolarización de los hijos.
    En efecto, el matrimonio José Blanco-Ana Mourenza, optaron por el elitista BRITISH COUNCIL de Somosaguas para matricular a sus dos hijos María y Pedro. En dicho colegio, al que acude lo más granado del pijoterío nacional, la educación de un alumno de once años cuesta cada trimestre 3.873€, y 6.545€ la pareja. Lógicamente , la educación es bilingüe español-inglés (nada de gallego) y la asignatura de "Educación para la Ciudadanía " no se imparte; pero, eso sí, los hijos del Ministro, comparten aulas, recreos, excursiones y mesa y mantel con los niños de Eugenia Martínez de Irujo, Mariano Rajoy, Genoveva Casanova, Eduardo Zaplana, Michel Salgado, Álvarez Cascos y un largo etc. de la derecha nacional.

    ¿Qué pensarán del nivel de vida y costumbres burguesas de este Ministro los miles de ciudadanos que no cobran desde primero de enero y no tienen derecho a los 420 € del subsidio perteneciendo a un partido en cuyas siglas figuran la "O " de obrero y la "S " de socialista? ¿Qué ha sido de aquel Código de Buenas Costumbres del primer Gobierno Zapatero, que tenía vetada cualquier señal de ostentación?
    Y todo esto sin haber llegado a terminar 1º de derecho. ¿Si hubiera terminado la carrera que seria hoy?.... Pues seguramente un pobre funcionario. !

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