viernes, 22 de octubre de 2010


Viaje sin retorno
Julio Anguita González / oct 10
Escribo estas líneas cuando faltan siete días para la Huelga General. El ambiente que percibo es de incertidumbre. Los que apoyamos inequívocamente la convocatoria somos los de casi siempre: rojos y sindicatos, a los cuales hay que añadir, como en otras ocasiones, ciudadanos y ciudadanas de diversos estamentos, grupos y estratos que con lucidez han captado lo que está en juego; sin olvidar tampoco a algún que otro comentarista, que se atreve a pensar y escribir al margen de los dictados empresariales.En contra, también los de siempre: la derecha en todas sus acepciones, matices y ropajes políticos; la patronal y el coro mediático que instalado en la liturgia de lo "políticamente occidental y correcto" no hace otra cosa que reproducir la voz del amo, siendo muchas veces más papista que el Papa. Y formando parte de los opuestos a la huelga los seguidores del Gobierno que reclamándose de izquierdas, se han caracterizado desde la Transición por tomar las medidas económicas y sociales que la derecha nunca se ha atrevido a iniciar, sino a continuar. La suerte, como en casi todas las ocasiones, se va a dirimir en la actitud que tome la mayoría de un conglomerado heterogéneo de trabajadores, profesionales, autónomos, jóvenes, jubilados, grupos marginados y "apolíticos" en general sobre los que cae a cada hora no sólo la quincalla informativa pseudo-justiciera sino también el nefasto ejemplo de corrupciones de fuerzas políticas, empresarios, ediles y otras familias de esta Corte de los Milagros que durante décadas y décadas está siendo nuestra piel de toro. Añadamos que en el seno de este abigarrado conjunto social se encuentran también votantes a ladrones convictos, grupos que hacen apología del engaño a la colectividad o simplemente añoran por comodidad, tiempos en los que la verdad oficial y sus pretorianos les aliviaban de la penosa tarea de pensar. Y todo ello inmerso en el líquido amniótico del omnipresente espectáculo de degradación televisiva entre fastos de muchedumbres dedicados a la "roja". A unos días de la Huelga General me atrevo a expresar muy sintéticamente algunas reflexiones:- Las políticas económicas, sociales y laborales que están curso constituyen, por su gravedad pero también por el proceso en el que se inscriben, un ataque demoledor a las conquistas conseguidas tras largos años de lucha por los trabajadores. La lógica que las informa es la de la tabla rasa con derechos reflejados en la solemne Declaración de DDHH y también en muchos textos constitucionales.- En la mente y previsiones de quienes las ponen en marcha existe la idea de seguir una ofensiva que tiene las características de una guerra total. Se busca la rendición incondicional del adversario y con ello el desmantelamiento de sus organizaciones básicas.- En consecuencia tanto sindicatos como fuerzas políticas, culturales y ciudadanas deben ser consecuentes con esa lógica del adversario y prepararse no para una batalla - la Huelga General- sino para una larga guerra en la que la formación y cristalización de un bloque alternativo y mayoritario sea el eje de la misma. La derrota del adversario es inexcusable. Ante ello, cualquier consideración de tipo electoral o transitoria carece de fundamento. La evidencia de discursos, debates parlamentarios y actitudes ante la huelga, exime de mayores análisis y comentarios.- Lo anterior conlleva la elaboración de un programa de medidas urgentes y un proyecto alternativo de política económica y social elaborado y trabado en asambleas, tajos, organizaciones y debates en instituciones, centros de estudio y de pensamiento. Quiero traer a la memoria de los lectores las propuestas de política económica que IU ha llevado durante años al Congreso y también aquellas Propuesta Sindical Prioritaria (1991) e Iniciativa Sindical de Progreso (1992) que elaboradas por las dos centrales mayoritarias también tuvieron a IU como portavoz en el Parlamento.- Ante esta perspectiva todos debemos hacer reconsideraciones, replanteamientos y correcciones de errores a fin de que las fuerzas políticas y sindicales representen ante el bloque que se pretende formar una atrayente convocatoria de participación, democracia e inmersión organizativa y política en la sociedad. La unidad de acción sindical debe, a mi juicio, explorar la ampliación de alianzas, acuerdos y propuestas más allá del binomio actual. Las fuerzas políticas, en esta hora, deben calibrar si el frente electoral va a llevarse el cien por cien de los esfuerzos. - Creo que es conveniente que todos nosotros tanto personal como colectivamente debemos asumir la respuesta a esta pregunta; ¿Después del 29 -S qué? Y esa pregunta tiene respuesta en la medida en que la Huelga General sea concebida como una batalla esporádica en el tablero de las imágenes o de las negociaciones para salvar la cara o por el contrario, sea concebida como una batalla más de una guerra inevitable y duradera.

Artículo publicado en el periódico mundo obrero més de Octubre 2010

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