martes, 20 de julio de 2010

Don Quijote en Sierra Morena

DON QUIJOTE EN SIERRA MORENA

En verdad te digo, amigo Sancho, que cuando aún seguimos cabalgando es porque el Mundo nos necesita. Siempre harán falta “quijotes”.

Ahora todos, adultos y pequeños, hablan de nosotros por doquier. Incluso aquí, en esta bella tierra de Andalucía. Recuerda, Sancho, que por varios parajes de esta Sierra Morena nos han acaecido diversas aventuras y he velado y añorado a mi hermosa Dulcinea.
Mira, mi leal escudero, nos acercamos a la preciosa villa de Adamuz. En ella nos detendremos a pernoctar en sus frondosos bosques de los Montes Comunales (poblados de ninfas y faunos), o bien en alguno de sus pétreos y regios castillos, que tú imaginas que son ventas.

Como te decía, mi fiel Sancho, todavía somos necesarios en el siglo XXI. Hacen falta valientes caballeros andantes y sensatos escuderos para desfacer entuertos y socorrer viudas.

Hablando de mujeres, son muchas las que mueren asesinadas cada año por sus maridos o compañeros, o bien viven en un infierno. Parece que hay hombres empeñados en quedarse viudos; piensan que una mujer es como una oveja, no una persona con los mismos derechos que ellos. Ignoran que quien ama no mata, desconocen el respeto y su ira se alimenta de soberbia y vanidad machista aprendida desde que eran pequeños. Estos bellacos son los maltratadores.
Tengo que entrar en desigual combate con ellos y, encomendándome de todo corazón a mi señora, la sin par Dulcinea de El Toboso, acabaré encerrándolos a todos en las cárceles del reino.

Otro de los problemas que tenemos que resolver es que anualmente mueren miles de trabajadores en su puesto de trabajo en accidente laboral. Sospecho que muchas veces es porque los empresarios no ponen los medios para prevenir esos accidentes. O las condiciones de trabajo son de explotación (subcontratas, precariedad laboral,...) y provocan dichos “accidentes” o diversas enfermedades.
Has de saber, Sancho, que hay países que utilizan a niños y niñas para trabajar, como se hacía antiguamente. Yo llamo a todo esto terrorismo laboral y no voy a consentir que siga así.

Hemos de embarcarnos en múltiples empresas: acabar con las guerras, el terrorismo (los terrorismos), el racismo y la intolerancia.
Y acabar con el monstruo del Hambre, su madre la Desigualdad y sus hijas, la Opresión y la Incultura. Esos gigantes todavía no han sido vencidos con el paso de los siglos.
Aunque el mago Frestón usará contra mí sus hechizos y malas artes (tiene, entre otras cosas, periódicos, canales de televisión y de radio, artilugios de este siglo que utiliza para lanzar sus conjuros).
Pero ¡¡voto a bríos que él y esos gigantes serán derrotados ahora!!

Has de saber, querido Sancho, que el género humano está destruyendo su planeta, nuestro planeta, con la contaminación. Esta batalla es decisiva y la tenemos que ganar, con la ayuda de la emperatriz de La Mancha, mi adorada Dulcinea. Pararemos los pies a los contaminadores,... ya me veo espetándoles:
-¡Non fuyades, cobardes, pandilla de malandrines!
Después le daremos a la Tierra el bálsamo de Fierabrás, que todo lo cura.

Deseo también acabar con los especuladores, estafadores, defraudadores, intermediarios, cerebros de tramas, corruptores y corruptos en general.
Ladrones de fino pelaje y buenos trajes que roban los dineros públicos dejando en la ruina a pueblos, ciudades, empresas y ciudadanos. Los encerraré y no saldrán de galeras (ahora se dice prisión) hasta que no devuelvan los ducados robados (quiero decir euros) con intereses.

Mientras Rocinante y el Rucio pastan y abrevan en este remanso del arroyo Tamujoso, descansemos a la sombra de aquellos olivos, o mejor de estas encinas, que aquí llaman chaparros.

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Hablando de otra cosa, algunos hacen ahora polémica sobre si los homosexuales tienen derecho a contraer matrimonio. Más parecen inquisidores del Santo Oficio, hoy afortunadamente abolido, que en nuestra época tanto terror y dolor produjo y mantenía amordazadas las bocas y el librepensamiento.
Acuérdate de las bodas de Camacho (donde acabó casándose otro en vez de Camacho). Allí aprendimos que el principal motivo para casarse es quererse, no la etimología de la palabra matrimonio. Es decir, si dos personas se quieren (también dos hombres o dos mujeres), ¿por qué no van a poder casarse? Esos que están en contra ¿van a pagar ellos el convite?
Además, los gays (así, “alegres”, se llaman ahora) y lesbianas (de la preciosa isla de Lesbos), ¿acaso no pagan cuando compran en el mercado?, ¿no abonan sus impuestos y tributos al Estado?, ¿no tienen las mismas obligaciones que los demás? Entonces, ¿por qué no van a tener los mismos derechos?
Si están en el mundo es porque Dios los ha puesto, prueba de la variedad y riqueza del mismo. Como hay variedad de colores, especies, paisajes, etc. y hay variedad de razas, ideas, religiones, opciones sexuales, familias, grupos sociales,...
¿Es que estos inquisidores saben más que Dios y le van a enmendar la plana?

Siempre defendimos y defenderemos a los marginados, torturados y perseguidos (ellos, los gays, lo fueron hace años). Así lo hicimos con los Galeotes. Y si no nos lo agradecieron, tampoco todos se lo agradecían a Jesucristo cuando ayudaba, como siempre hacía, a los más desfavorecidos.

Los homófobos enredan más esta falsa polémica negándoles a las parejas del mismo sexo el derecho a adoptar hijos. Si puede adoptar una persona sola, como es natural, mejor será que adopten dos juntos (si adopta sólo un miembro de la pareja, crea situaciones injustas para el hijo en caso de separación o muerte del adoptante).

Una pareja homosexual que desee adoptar tiene que pasar por los mismos controles de idoneidad y certificaciones de aptitud que una pareja heterosexual (en cambio pocos “exámenes” se hacen a los padres y madres biológicos, ¡y algunos no merecen serlo!).
Aducen que un niño debe criarse con un padre y una madre, pero en la vida real, muchos se educan con tíos, tías, abuelos, abuelas, separados, separadas, viudos, viudas, etc., con normalidad. En cambio hay padres y/o madres biológicos cuyos hijos sufren abandono o maltrato.

En nombre de los “derechos del niño”, estos casposos lo quieren condenar a seguir huérfano. Un hogar con padres o madres es mejor que un orfanato.
Que defiendan los derechos de los niños muertos o utilizados en las guerras, hambrientos, explotados, abandonados, maltratados.

Argumentan que si un hijo se educa con padres homosexuales, será homosexual. Pero la mayoría de homosexuales tienen padres heterosexuales (“homo” y “hetero”, bonitos prefijos griegos) y sin embargo ellos eligieron otro camino. La opción sexual no depende de la de tus padres, es una opción personal.
Y no es una enfermedad, forma parte de la libertad de la persona.

Ser buenos padres es que los hijos e hijas reciban el cuidado, el alimento, el cariño y la educación que necesitan (el pan es el alimento del cuerpo y el cariño es el alimento del alma, querido Sancho).
Eso puede darlo cualquier persona que lo sienta, independientemente de su opción sexual. Una persona “homo” puede hacerlo tan bien o mejor como una persona “hetero”.

Estas son algunas reflexiones que vienen a mi cabeza, sencillo y sabio Sancho, en este siglo XXI en que vivimos: dicen que “El Quijote” y “Sancho Panza” (o sea, tú y yo) son, somos, inmortales.

Y estas reflexiones deben darte idea de la magnitud de las empresas y trabajos, aventuras al fin, en que tenemos que empeñarnos. Vale.



rampos

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